Probablemente tu vehículo o medio de transporte diario funciona utilizando cannabis y no lo sabias.
Todos los vehículos motores funcionan con el principio de quemar combustible para generar energía y darle movimiento a la maquina. El combustible más conocido y utilizado es la gasolina, nafta o bencina, según el país donde te encuentres. Este combustible se categoriza como Fósil ya que proviene de materia orgánica solidificada a través de un proceso que tarda miles de años, similar al que sufren los huesos de dinosaurios. Si bien existen estos combustibles fósiles como la gasolina o el diesel, también existen un grupo de combustibles que son extraídos de las plantas, Los Biocombustibles.
Los más utilizados en la industria automotor son el Bioetanol y el Biodiesel, ambos son extraídos de procesos químicos aplicados a plantas como el maíz, la caña de azúcar o el cannabis. Si, se puede extraer combustible de la marihuana.
El bioetanol es un tipo de alcohol similar al que se encuentran en la bebidas alcohólicas, el primer automóvil que funciona enteramente con este biocombustible fue creado en Brasil por la FIAT en el año 1978. El biodiesel es una forma de diesel creada a partir de aceite vegetal o aceite animal donde su producto final es alcohol.
Hay que enfatizar de que este biocombustible no se extrae directamente de la marihuana, sino de la planta completa. Es decir, entendemos que la marihuana son las flores de la planta de cannabis, mientras que el tallo, hojas, semillas y raíces pueden utilizarse para crear biocombustible. La razón es sencilla, la planta de cannabis al igual que la de maíz o la caña de azúcar, es una planta muy fibrosa, aceitosa y con una carga calórica alta. El cáñamo debe pasar por un proceso de tratado antes de pasar a fermentarse para producir alcohol, este alcohol es el que llamamos Bioetanol.
Tanto el bioetanol como el biodiesel son compuestos que se mezclan con el combustible fósil para mejorar su rendimiento y minimizar el impacto de contaminación causado. El biocombustible libera menos cantidad de residuos contaminantes al ambiente, esta es una de sus ventajas.
Si bien el biocombustible es una gran alternativa a los combustibles fósiles también presenta una serie de desventajas, una de ellas es que su potencia energética es menor a la del combustible fósil, por lo que se necesita mayor cantidad de combustible para lograr la misma potencia.
Pero.. ¿Y que hay de los otros biocombustibles?
Si lo comparamos con otros biocombustibles, el extraído del cáñamo también tiene ciertas desventajas. El maíz y la caña de azúcar siguen siendo la materia orgánica más usada para crear biocombustibles porque se necesitan procesos más cortos para llegar al resultado final. Basta con fermentar y destilar mediante un proceso químico para convertir la planta en combustible, pero en el caso del cáñamo es necesario un proceso extra para reducir las propiedades de la celulosa de la planta. Esto añade un coste mayor al proceso de creación del biocombustible.
El impacto de los combustibles fósiles en el mundo es grande y visible a simple vista. Los niveles de contaminación son alarmantes, afectando tanto el planeta como a los humanos. Los biocombustibles son una alternativa menos contaminante que aún esta en proceso de evolución. Tal vez por el momento el biocombustible no ocupa el espacio central en el ámbito energético, pero el hecho de que los combustibles fósiles tardan millones de años en crearse nos da una idea de que en algún momento serán escasos, siendo los derivados de plantas los que seguramente ocupen ese espacio en el mercado.
La evolución tecnológica también nos da una idea de que los procesos de convertir el cáñamo en biocombustible pueden mejorar y llegar a un punto que sean rentables. Las maquinas también están en constante mejora, por lo que es posible que en un futuro cercano se necesiten menos cantidades de energía para realizar las mismas tareas. Lo que es seguro es que el cáñamo y los biocombustibles seguirán siendo parte de la industria automotor.
Países como Brasil obligan a que su combustible tenga un porcentaje de biocombustible, 27% de etanol y aún más en algunos casos. Para el día de hoy, ya existen vehículos que pueden funcionar utilizando 100% de biocombustible, así que podemos afirmar de que en efecto hay vehículos que pueden operar con derivados del cannabis. El futuro está a la vuelta de la esquina.